Y EN CADA ETAPA…

   El inicio y el final de cada etapa diaria, siempre que te acuerdes de ello, es caminar de manera muy tranquila durante la primera media hora, casi de manera despreocupada, despacio, sin prisa alguna, mientras realizas, si lo haces, estás acostumbrado o te acuerdas, algunos suaves estiramientos a la vez que caminas. Para que me entiendas, caminar más o menos de un cuarto a media revolución menos de lo normal, dejando que el cuerpo, como un motor diesel, vaya cogiendo bien el ralentí. Después, por supuesto, no metas quinta y aceleres, tan solo comienza a caminar a tu ritmo normal, sin más.

   Y al final de la etapa, cuando te falte un kilómetro o menos, realiza la misma operación, aprovecha esos últimos quince o veinte minutos que te quedan para finalizar en “soltar” la sobrecarga, antes de que llegues, tires la mochila donde sea y pidas algo fresquito –ya venias pensando en ello- para premiarte por llegar, porque por supuesto te lo mereces por tu esfuerzo, ganas e ilusión. Posteriormente, antes o después, si lo sueles hacer, realizar unos estiramientos suaves también te servirá para relajar la musculatura, y si no haces los estiramientos, cada cual tiene su sistema de recuperación tras un esfuerzo, pues pide otra ronda y sonríe.  

Durante la ruta una de las cosas más importantes, yo al menos lo hago, es que se debe escuchar al cuerpo, porque el te irá cantando todo el rato, si quieres escucharle, como se siente y si debes prestarle una atención especial según lo que te este pidiendo, porque a veces lo hace en silencio y otras a gritos. Tanto si te lo pide calladito como a grito pelado, utiliza el sentido común, porque nadie mejor que él conoce lo que llevas dentro. Y por supuesto, recuerda siempre que no estamos en una maratón o los 20 kilómetros marcha, y mucho menos en una Challenge tipo Ironman. No, estás aquí con otro propósito, estás aquí porque te mereces tener tiempo para ti, para relajarte, despejar tu mente, disfrutar, sentir la magia…. Y por supuesto, todos deseamos que vuelvas a tu casa, aparte de una pieza, contento y feliz por haber hecho el Camino.

   La cuestión es que si tú haces un máximo de 10 kms, pues buenos y perfectos son, igual que si haces las etapas oficiales de 20 kms o más, o haces lo que quieras hacer, siéntete bien con lo que tú creas que es lo correcto para ti y no busque más argumentos ni dejes nunca que critiquen tu caminar, eso nunca. Yo suelo hacer entre 20 y 40 kilómetros por etapa, ya que voy a mi aire, paro a ver cosas y para descansar y tomar algo, y nunca he corrido con la intención de coger sitio para dormir. Pero cada cual somos distintos, así que solo piensa en ti y camina lo que quieras, para donde quieras, mira y visita lo que desees, haz lo que a ti te haga sentir bien y te permita terminar cada día con una sonrisa con la cual al día siguiente te ayudará a iniciar mejor el día.

Disfruta y sácale partido a la experiencia que estás viviendo, y para ello, lo primero que tienes que hacer es olvidarte de la meta. Debes disfrutar de cada paso que des. Ten en cuenta que vas a caminar entre naturaleza, pueblos y un entorno único, por lo que debes aprovechar ese momento para conectar con lo que te rodea y contigo mismo. A través de caminar día tras día nos brindamos la posibilidad de relativizar nuestros problemas y conectar con nuestro yo más profundo, ese al que quizás, en la vorágine que nos envuelve en el día a día no prestamos atención.

     La hidratación, tanto en verano como en invierno es fundamental,  es necesario beber bastante agua, aunque no tengamos sed, para facilitar el proceso de recuperación del cuerpo, porque durante unas horas y bastantes kilómetros vas a exigirle un exceso a nivel muscular, aeróbico y cardiorrespiratorio de lo que normalmente le exiges en tu vida diaria. Esta premisa es fundamental, así que bebe agua y lo que quieras las veces que pares a descansar. Por supuesto, en verano, deberemos prestar mayor atención a la hidratación ya que se pierde mayor cantidad de líquidos, pero no te olvides de hacerlo también en invierno.

BEBE TODA LA QUE NECESITES, PERO BEBE…

Y tampoco te olvides de la crema solar, te lo dice uno que casi siempre se le olvida ponérsela una y otra vez, ¡lo sé, no tengo perdón jajajaja! Recuerdo una vez en invierno que ni una vez me la puse, y días después, cuando llegue a Zaragoza, me dijeron que si me había tatuado toda la parte de atrás del cuello en marrón tirando a negro, ya que sin enterarme, esa parte del cuerpo, bueno, y los brazos como siempre, habían pillado un bronceado que ni con rayos uva a plena potencia. Soy un desastre, lo admito, pero quizás porque mi piel es tirando a morena, ni me acuerdo nunca del protector, pero eso no quiere decir que diga y repita que hay que utilizarlo si o si, sea cual sea la estación del año. Debemos protegernos del sol, es muy importante, aunque a veces se nos olvide y pensemos que solo está ahí para hacernos sudar y ponernos morenos.

Y por supuesto, si tienes una molestia más continua e intensa de lo normal, lo mejor es ir a un especialista, y que el facultativo sea el que nos diga que nos sucede o puede suceder, y a partir de ese momento pues llegaría el momento de las decisiones. No pasa nada si te tienes que volver a casa antes de tiempo, yo me he vuelto por lesiones tres veces, y otras tantas porque quien se lesionaba no era yo y si quien iba a mi lado haciendo el Camino, aparte de otras tantas más por motivos familiares y demás causas. Recuerda siempre que perder una batalla, no significa que la guerra este perdida.

 Si no pasa nada, el Camino siempre va a estar hay esperándote con el mismo deseo de que camines y dejes tus pasos sobre él, te lo puedo asegurar, siempre esperará tu regreso, porque siempre habrá amaneceres en nuestras vidas para los que merece la pena despertar.

UNA SONRISA A LA VIDA, Y SÉ FELIZ ¡BUEN CAMINO SIEMPRE!

Publicaciones Similares

20 comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *