Simplemente encender una gratitud

     A veces, cuando he encendido alguna vela o barrita e incienso, dando gracias en silencio por todo y recordando a mis seres queridos, me han preguntado el motivo, la razón o el sentido, algo que creo ya con las veintidós primeras palabras de este texto ya respondo, pero por si es necesario ampliarlo, diría que es por reconocer e identificar los modos y momentos en que somos afortunados, bendecidos o privilegiados, simplemente una sencilla práctica fundamental en la vida de gratitud, donde agradecer en momentos tanto serenos como difíciles nos puede ayudar a construir un puente de la intranquilidad a la fortaleza, del dolor al compromiso. Y lo más importante: nos puede ayudar a mantener el corazón y el alma abiertos cuando estos quieren cerrarse.

     Hay muchas razones por las cuales es de vital importancia tratar de permanecer agradecidos siempre, y hay prácticas que nos pueden ayudar a conservar la gratitud aún siendo conscientes de la miseria que envuelve al mundo, porque al practicar la gratitud con el Universo día a día, entramos en comunión con ese tan extraño, inmenso y exquisito entramado que es formar parte de algo como podemos llegar a ser en el Universo, sintiéndote interconectado a través del dolor y la belleza de la pertenencia. Ser agradecidos en momentos fáciles y felices es muy fácil, pero también debemos serlo en tiempos difíciles mientras somos capaces de sentir tanto el propio dolor como el ajeno, porque una gratitud que no lucha por reconciliarse consigo misma está anticipadamente muerta desde el principio. Somos seres humanos, imperfectos a más no poder, y por ello muchas vecespasamos por alto la importancia de ser capaces de respirar, ver, comer, caminar, amar, cuando hay innumerables personas que no pueden verlo en las personas que ellos aman. Ellas no querrían que negáramos nuestro privilegio de estar vivos, como tampoco les gustaría que se lo negáramos nosotros siendo al contrario, y por ello, somos nosotros quienes podemos engañarnos –y debemos evitarlo- creyendo que reconocer nuestros dones nos separa de quienes no los tienen.

      El espíritu de la vida no es ni humano ni animal ni dotado de ningún otro adjetivo que no sea el universal, porque es solo uno, y por ello es donde deberíamos plantar y echar raíces en sus profundidades, ya que allí reside la única fuente de paz posible, aunque  a veces, muchas veces, más de las que desearíamos, por más que hayamos puesto lo mejor de nosotros, lo resultante fue dolor. Pero el saber y reconocer cómo afrontarlo con la fuerza, la fe en nosotros mismos y la confianza y esperanza ante el misterio de la vida, será siempre lo que nos permita tener en la mano la llave de la puerta para que no nos sorprenda con tanta fuerza ese dolor que siempre la vida nos depara.

     En esto consiste encender ese ofrecimiento con una vela o incienso, algo que hecho con sentimiento y verdad puede ayudar a cambiar la vibración de las energías, como asimismo en confiar que con un gesto basado en una ofrenda sin palabras, pero lleno de simbolismo interior, a la vez que damos gracias confiemos en nosotros mismos a través del mismo gesto que ofrendamos al Universo.

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32 comentarios

  1. Yo también soy de encender inciensos Fran, aunk la verdad últimamente no encuentro uno bueno, como la propia vida parece que empeorá todo a nuestro alrededor. Buen Camino.

    1. No te falta razón, amiga mía, por ello cuando encuentro alguno decente suelo adquirir varios, pero realmente la calidad ha bajado bastante, aunque nuestra intención y deseos siempre serán auténticos, y eso es lo que cuenta ¡Buen Camino siempre!

    1. Quien no acepta que somos algo tan imperfectamente perfecto y llenos a la vez de matices tan llenos de luz y de sombras, nunca podrá sentirse libre en su interior, pero bueno, seguiremos siempre aprendiendo, amiga mía ¡Buen Camino siempre!

    1. Si el incienso es de buena calidad, al menos aceptable, nunca nos molestará a los sentidos, así que el que usas seguro que lo es ¡Buen Camino siempre, Gilberto!

    1. Así es, amiga mía, el alma es nuestro motor para soportar la vida, por eso siempre intento protegerla y así poder lograr sonreír, respirar vivir y seguir caminando ¡Buen Camino siempre!

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