QUINTA ETAPA: UN PEQUEÑO GRAN PASEO DE LAVACOLLA A SANTIAGO
Hay muchas metas en la vida, y alcanzar una meta requiere sin duda que seamos capaces de confiar en nosotros mismos, y tú estás a punto de llegar a una de ellas…
Desde cualquier punto de Lavacolla, hoy cruzaremos la carretera N-634, conocida por los compostelanos como carretera de Lavacolla, y justo después, a menos de 100 metros, llegamos a la altura del río Sionlla, aunque también lo llaman el arroyo de Lavacolla, uno de los puntos a la vez más conocidos y desconocidos de la ruta jacobea al ser donde los peregrinos de antaño, hablamos de cientos de años, tenían por tradicional e higiénica costumbre despojarse de sus sucias vestimentas y asearse de cuerpo entero, a la vez que lavaban su vestimenta, antes de su inminente llegada a Santiago
Según cuentan y dicen las crónicas, aunque vete a saber y tampoco tienes que creerlo todo en parte o en su totalidad, decía Aymeric Picaud en su guía del peregrino del siglo XII (libro V del Códice Calixtino): «fluius quidam distat ab urbe sancti Iacobi duobus miliariis, in nemoroso loco, qui lavamentula dicitur, id circo in eo gens gállica peregrina ad sanctum Iacobum tendens nos solum mentulas suas, uerum etiam totius corporis sui sordes apostoli amore lauari solet, uestimentis suis expoliata«.
Es decir y en lenguaje normal para que lo entendamos: «…un río que está a unas dos millas de Santiago, en un paraje frondoso, que llaman Labacolla, porque en él suele la gente que peregrina a Santiago lavarse, no solamente sus partes, sino también, por amor al Apóstol, la suciedad de todo su cuerpo, despojándose de sus vestidos….«
Si, no es un error ortográfico, Labacolla con b y no con v, así lo escribían antes y así siguen algunos escribiéndolo a día de hoy, como tantos términos antiguos.
Así es como nos cuentan las crónicas, que los peregrinos usaban estas aguas para purificar sus cuerpos antes de salir hacia el cercano monte del gozo, para entrar limpios en Compostela, como paso previo para purificar allí su alma mediante los sacramentos ante los restos del apóstol. Que hoy día sigue usándose para lavarse ya pues va a ser que no, aunque alguna vez, pero hace ya varios años, si que vi a alguna persona con los pies metidos en el agua, pero que fuera ya para purificarse y no para refrescar los pies es ya otro cantar…

Nada más cruzar el riachuelo, arranca un repecho por asfalto, que se prolonga durante más de medio kilómetro hasta llegar a Vilamaior. Poco después alcanzamos, a través de un asfaltado trecho recto, la sede de la TVG (Televisión de Galicia), que dejamos a mano derecha, y unos metros después, nos encontramos con el camping de San Marcos, que ha tenido tiempos mejores, y poco después también el centro emisor de TVE.
Y en un ratito más llegamos a San Marcos, un pequeño núcleo con servicios tanto en la propia vía como en sus proximidades, aunque ya tan próximos a Santiago pues da que pensar si pararte, pero lógicamente puedes hacerlo con total libertad.
Tras continuar recto llegamos hasta la ermita de San Marcos, donde si lo deseas puedes girar a la izquierda y encaminarte hacia uno de los iconos del Camino, el monte del Gozo o colina de San Marcos, si, a ese sitio donde hay dos estatuas de peregrinos alborozados por ver en el horizonte las torres de la catedral de Santiago, ya que desde esta pequeña elevación, alcanzamos a ver por primera vez la lejana visión de las torres de la Catedral de Santiago, y de ahí el topónimo con el que se conoce a este lugar, el Monte de Gozo, por la alegría sentida al verlas ya tan cerca.

Pero si no has querido desviarte a mano izquierda y andar ese kilómetro hasta el punto exacto del monumento de los peregrinos, puedes continuar recto y hacia abajo, dejando el megalitico y falto de uso Albergue de Monte do Gozo a nuestra izquierda, en un descenso que entra en la ciudad a través del barrio de San Lázaro. Y seguramente por tu cabeza, en esos momentos, estarán pasando mil cosas y ninguna a la vez…

Tan sólo nos quedan unos cortos y señalados kilómetros, donde iremos observando, tras pasar la primera parte de la entrada, la monumentalidad de la ciudad, ya que por algo Santiago de Compostela fue declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1985. Aunque tendremos que atravesar la absurdamente reformada rúa dos Concheiros, llegaremos sin perdida ni contratiempos hasta la Rúa da Acibechería, cuyo nombre lo recibe porque lugar era uno de los más concurridos en la Edad Media, lleno de puestos de artesanos que tallaban el azabache y en nada hasta el callejón, el arco de Xelmírez, donde seguramente y si es una hora decente nos recibirá el sonido de una gaita tocada o soplada por un interprete, que nos llevará hasta la plaza del Obradoiro.



Y de repente, estás ahí, la primera o una vez más… Pero todas las veces saben igual de bien, te lo aseguro después de llegar hasta ahí más de una docena de veces. Si, estás en Santiago, en la plaza del Obradoiro, donde la catedral te recibe imponente con su majestuosa sencillez, y parece como si todo, en un momento dado, queda olvidado y a la vez concentrado en ese momento, con la satisfacción por haber llegado ante la catedral, sumergido de emociones por las largas caminatas, los despertares, la mochila que has llevado a tus espaldas durante cientos de kilómetros, y en la cabeza solo se arremolinan los bellos recuerdos de un peregrinaje que te cambia para siempre, porque quizás simplemente, en ese momento, sin más, eres feliz…

En la plaza del Obradoiro, llamada así porque en ella se instalaron los talleres (obradoiros, en gallego) de los canteros que trabajaban allí durante la construcción de la catedral, se concentran cuatro grandes y magníficos edificios, uno por cada lado: el ayuntamiento ( Pazo de Rajoy o Pazo Raxoi), la universidad ( Colegio de San Jerónimo), el Hostal de los Reyes Católicos (antiguo Hospital Real para peregrinos patrocinado por los Reyes Católicos) y la Catedral de Santiago, la meta del peregrino y la que realmente a estas alturas más nos interesa, de estilos arquitectónicos barroco, románico y gótico, aunque por supuesto, eres libre de elegir el monumento de tu preferencia.

Por supuesto, la ciudad mantiene todavía su aspecto medieval., con sus antiguas rúas do Franco, rúa do Vilar, rúa Nova y la rúa de San Pedro, junto a sus bellas plazas, la del Obradoiro, al pie de la Catedral, la Plaza de la Quintana, la de la Inmaculada, la de San Martín, la de la Ánimas y algunas vías más donde seguramente caminaremos para ver escaparates de tiendas o nos tomaremos algo en sus múltiples y variados bares y restaurantes.

Prácticamente no hablaré de monumentos a destacar, porque todo el casco viejo de Santiago es en si un monumento, pero si destacaré el Monasterio de San Martín Pinario, una joya que tiene destacable su coro,
altar, retablos y su pequeño museo. Un lugar, que inexplicablemente pasa desapercibido y eclipsado por la Catedral, que está justo al lado.
Hay mucho que ver en Santiago de Compostela si así lo deseas, una de las ciudades más atractivas de todo el país por su esencia y monumentalidad que la ha acompañado a lo largo de sus muchos siglos de vida. Santiago de Compostela, un lugar mágico, punto y final del camino de muchos de los peregrinos que llegan buscando su hermosa Catedral. Y en síntesis, una ciudad para disfrutarla a pie, deambulando entre sus calles y plazas, donde darte algún capricho a base de marisco, pulpo, buena carne y otras exquisiteces, en un lugar donde cuando estés sentado en alguna terraza del casco viejo, te parecerá que el tiempo lleva parado algún que otro siglo. Y es que Santiago de Compostela es así, si te descuidas, entrara dentro de ti para siempre.
Seguramente picaras de una u otra forma en sus muchos restaurantes y bares, pero si quieres comer de una forma distinta, puedes acercarte al Mercado de Abastos, donde hallaras productos frescos que dan una buena idea de la gastronomía gallega, y donde podrás comprar marisco qué, en unos sitios determinados de la llamada nave 5, una nave dentro del mercado destinada a distintos restaurantes y, donde por un pequeño y asumible coste, te cocinarán in situ los productos comprados. Y de igual forma y en la misma zona, si no deseas comprar y que lo cocinen, también encontraras diversos sitios donde tapear, pedir raciones o comer. Sitios para comer en el mercado y alrededores tienes muchos, pero podían destacarse Mariscomanía, Hispano, Abastos 2.0, Pulpería Abastos, Frebas, Amoado y muchos más que después del tema que ya sabemos, han vuelto con ganas de seguir trabajando.



Si todavía te quedan ganas de pasear, puedes seguir caminando por la zona antigua o darte una pequeña vuelta por el Parque de la Alameda, donde hallarás un punto súper fotografiado, «Las Marías», una colorida escultura que representa a dos hermanas, Maruxa y Coralia, muy conocidas en la ciudad allá por la segunda mitad del siglo XX, y cuya verdadera historia es realmente dramática, trágica y triste.

Otra cosa que podrás hacer, si así lo deseas, es acudir a la Misa del Peregrino, cuyos horarios son 07:30, 09:30, 12:00 y a las 19:30. Con suerte y si alguien ha pagado por ello (si, no es gratis ver su vuelo) podrás ver en acción el famoso botafumeiro.

Lo que ya no es posible es hacer el ritual que se realizaba hace unos años, el de poner la mano en la cavidad de la columna de mármol del parteluz de la portada central del Pórtico de la Gloria de la Catedral. El gesto, que ha logrado cincelar y dejar marcada una profunda huella en la piedra, cuyo desgaste y pátina es fruto de un gesto colectivo, representaba la unión entre los peregrinos de todos los tiempos, una especie de comunión mediante el tacto con todos los millones de seres humanos nos antecedieron realizando la misma imposición de los dedos en la piedra. Otra tradición nos dice que la marca es consecuencia de que el peregrino cansado de su viaje apoyaba allí su mano para descansar mientras oraba, mientras otra versión nos cuenta que es un gesto preparado ya desde la construcción del Pórtico, porque las marcas estaban ya prefiguradas en la piedra. Sea cual fuere, finalmente, esta acción quedo prohibida ya definitivamente en 2008 por motivos de conservación del monumento.


Y por supuesto, aunque a estas alturas ya lo sabes, dirigirte a la Oficina del Peregrino, situada en la rúa das Carretas, 33, junto al hostal de los Reyes Católicos, donde tras esperar turno (ahora con un sistema informático añadido) y presentar la credencial con sus correspondientes sellos acumulados durante los días pasados, es donde te otorgan la Compostela tras ponerte ellos el último sello. Tenemos la opción de obtener exclusivamente la Compostela, que es gratuita, o de adquirir pagando 3 euros el certificado de distancia, donde se indica el día y punto de partida, así como los kilómetros recorridos y el día de llegada
Si abandonas Santiago de Compostela el mismo día, puedes guardar tu mochila en la Consigna de la Oficina Principal de Correos de Santiago, Rúa do Franco, 4, donde por 3 euros podrás dejarla en custodia durante 24 horas. Desde aquí también se pueden gestionar envíos de material a toda España o a países de la Unión Europea. Desde este lugar, muchos que han realizado la peregrinación en bicicleta, la mandan empaquetada para casa.
Y si no, pues según tu disposición, ganas, tiempo o lo que sea, pues lo dicho, ir al sitio donde hayas decidido alojarte, tomar algo, comer o, como algunos hacen, continuar caminando hacia el fin de la Tierra, pero esa ya es otra historia para otro día…
¡Que tu propio Camino esté lleno de la felicidad y la maravilla que trae una gran gratitud a tu propio corazón! Ya formas parte del Camino, tu esfuerzo ha merecido más que la pena, tu mochila pesa menos que nunca, y eso es curioso, pues está llena de momentos inolvidables que seguramente estarás ya deseando repetir. ¡Ultreia!
