QUINTA ETAPA CAMINO INGLÉS – SIGUEIRO A SANTIAGO

SIGUEIRO- SANTIAGO DE COMPOSTELA   16 KILOMETROS

Recién iniciada la mañana, cuando todavía no ha amanecido, doy mis primeros pasos y me encuentro una escultura iluminada. Me detengo unos instantes a contemplarla, se sale de lo normal, y aunque no debería hacerlo tan temprano, le pregunto a Google y me dice que es la escultura llamadaCarmela, al parecer un homenaje a todas las mujeres campesinas, agricultoras y ganaderas que desde el principio de los tiempos fueron fundamentales en la creación del territorio gallego y criaron y atendieron, aparte de sus labores, a sus familias. Esta bien que así sea, que se reconozca la callada lucha de las mujeres en su labor a pesar de todas las adversidades de la vida. Un pequeño agradecimiento a todas esas heroínas ¡claro que si!.

«CARMELA»

Hoy, la etapa en si, salvo algún pequeño repecho, es cómoda, discurriendo prácticamente hasta que nos vayamos acercando a Santiago,  por zonas de campo y bosque, a lo largo de pistas o caminos muy agradables. Tan solo durante el tramo final, atravesaremos el polígono industrial do Tambre y continuaremos por el trazado urbano del norte de la ciudad.

Pues tras haber saludado a Carmela, seguimos por la avenida Compostela, cruzamos el puente del siglo XIII sobre el río Tambre y continuamos de frente por la acera derecha de la carretera, en ligera subida hasta llegar a una gasolinera, donde un mojón nos hará girar a la derecha  por una calle en ascenso y avanzaremos entre casas aisladas y campos, cruzaremos un puente sobre la autovia y siguiendo las indicaciones llegaremos a las casas de Vila de Marantes, cruzaremos una pista arbolada y tomaremos una pista asfaltada por la que iremos pasando varios lugares y alguna pequeña aldea hasta que lleguemos a la altura de la N-550, donde tendremos que caminar unos 300 metros por su arcén, cruzar el pequeño río Sionlla, si ese tan famoso que cuando venimos por el Francés encontramos en Lavacolla y según la historia era donde sea aseaban los peregrinos hace siglos.

Tras un par de kilómetros por una arbolada pista de tierra, llegamos a la altura del hotel-cafetería Castro, en el lugar de Formarís, donde si tenéis suerte (yo no la tuve) podréis tomar algo y descansar si así lo deseáis. Y tras ese lugar llegamos a la zona de Formaris, bautizado con el sugestivo nombre de “Bosque Encantado”, donde si habéis sido muy buenos, las hadas, brujas, duendes y otros seres os dejaran cruzarlo sin molestaros. 

Atravesando el bosque, vigilando la cartera por si algún gnomo intenta robaros la cartera, caminaremos atravesando el frondoso lugar, hasta que al llegar a unas naves, y caminar unos metros más, se terminara prácticamente el campo y los bosques en el Camino Inglés, ya que habremos llegado al polígono industrial do Tambre.

Aquí esperaba llegar a un bar que siempre había estado ahí, el bar-restaurante Polígono, para tomar algo y reponer fuerzas para el tramo final, pero estaba más que cerrado, más que un descanso semanal, por las pintas parecía que llevaba ya mucho tiempo cerrado, quizás como consecuencia de lo que todos sabemos…

Nada pues, no tomamos nada, para adelante que no pasa nada. Así que en la misma calle del polígono del cerrado bar, avanzamos por la acera de la izquierda, superando dos sucesivas rotondas siempre de frente. Os recomiendo estar atentos en este trozo, porque nos es por el caos de naves, coches y camiones, sino que cuesta a veces localizar bien las marcas que nos indiquen el Camino.

Más o menos al cabo de medio kilómetro  veremos a nuestra izquierda la valla de un gran cementerio. Continuamos en la misma dirección por la Rúa das Mulas, y al cabo de más o menos un kilómetro llegaremos al barrio de Meixonfrío, ya en el casco urbano de Santiago.

   Desde aquí ya todo es seguir las flechas amarillas y algunos mojones a través de calles, paseos y avenidas, hasta que tras recorrer la Rúa da Porta da Pena, nos dejará ante la bellísima fachada barroca de la iglesia de San Martín Pinario, y desde aquí ya sabéis, enfilamos la rampa que pasa bajo el Palacio de Xelmírez  y accedemos, finalmente, a la siempre bella Plaza del Obradoiro.

Y es que da igual que llegues una que cuarenta veces, siempre sientes ese “algo” dentro tan tan tan… Si ya lo sabes ¿qué quieres que te cuente? Estás ahí, frente a historia y magia pura, y a veces hasta sobran las palabras.

Lo más importante es disfrutar de cada kilómetro del Camino, a tu ritmo. Y oye, también después, ya que recibí una sorpresa y vino a saludarme   , una buena persona y caminante, José Eduardo, que me acompaño hasta donde iba alojarme y luego me llevo a tomar unas cervecitas al  local de un amigo suyo, el Rock Café Santiago, un sitio con una fantástica e increíble decoración dedicada al mundo del rock. Si pasáis por Santiago os recomiendo el sitio, está más que bien.

CON JOSE EDUARDO

Un trocito más de Camino, pero en literalmente dos días me voy para el de mi tierra, al Camino Aragonés, que aunque la etapa Somport-Jaca la repito cada dos por tres junto con ir al monasterio viejo de San Juan de la Peña, mi debilidad, me voy a recorrerlo entero otra vez, que me llegan voces de que está un poquito “desatendido”, aunque eso no es ninguna novedad, pero así voy a ponerme moreno bajo el sol de la Toscana… ¿de la Toscana?, joer, Fran Lucas, te trae loco Italia. No, bajo el fuerte sol en ese Camino Aragonés de esta bella y a veces dura tierra, pero como suelo decir no necesito que sea fácil, necesito que valga la pena…

    Que seáis felices, sonreír y buen Camino siempre

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16 comentarios

    1. Me alegro que te alegres, así sumamos alegría, Graciela. Disfrutar lo haremos, a pesar de su tranquila dureza. ¡Buen Camino siempre!

  1. Me quito el sombrero, y el final con Jose Eduardo genial, siempre hay que compartir el Camino con gente agradable. Gracias por compartir tu experiencia, un saludo!!!

    1. Gracias a ti, Miguel, pero ya sabes, deja el sombrero al lado de la barra y una cervecita bien fría en ese bar tan chulo. Buena persona José Eduardo. ¡Buen Camino siempre!

    1. Gracias, María. Si, es un bar estupendo, las veces que he estado en Santiago y nunca había ido. Poco descanso será, el Aragonés espera ¡Buen Camino siempre!

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