¿Qué mochila me llevo al Camino de Santiago?

   ¿Que mochila llevar, qué meter y qué no meter en la mochila? Estas y muchas otras veces quizás nos asalten la primera o segunda vez que vayas a caminar al Camino de Santiago, pero te aseguro que a la tercera y sucesivas ya no te las harás.

   Por supuesto, partiremos de la premisa de que el peso que vas a cargar en esa mochila tiene una gran importancia según tu estado físico y corpulencia, y no es adecuado portar un sobrepeso que puede amargarte el Camino ¿verdad que no deseamos eso? Y si, claro que si, que reconozco que parece que no podemos vivir sin objetos que creemos  imprescindibles, pero déjame decirte que te darás cuenta con el paso de los días de lo innecesarios que son esos objetos tan “necesarios” en nuestra vida cotidiana, así que si es posible deja el portátil en casa hasta que vuelvas.

   Es normal que se recurra al criterio generalizado según el cual la mochila debe pesar aproximadamente el 10 % de tu peso. Yo no lo comparto, porque no todos tenemos la misma resistencia o experiencia, y considero que metas lo que realmente creas necesitas, y que lo coloques todo adecuadamente en el interior, lo más pesado siempre en el fondo, y que recuerdes siempre que luego cargaras ese peso kilómetros y kilómetros a tus espaldas… Y por supuesto, no esperes a llegar al Camino para probar la mochila, estaría bien que antes la probaras y caminaras con peso dentro al menos una vez para ver como se adapta a ti.

   En lo único que te diría, aparte de que no sea una mochila de colegio, es en que sea una mochila apropiada para ajustarla bien al cuerpo. Ha de ser una mochila con cintas resistentes que ajusten bien, y si es posible bien aireada por detrás y que cuente con varias correas o mallas exteriores para poder llevar saco, alguna prenda o lo que sea. Dos de mis tres mochilas son las de las imágenes, una Forclaz Travel de 40 l. con la que me siento más que cómodo, está bien aireada y tiene buena capacidad interior, y una Quechua de 30 l. que suelo utilizar para rutas cortas, se adapta muy bien y es aireada y cómoda.

   Y si no quieres cargar con la mochila, tú decides si cargar con ella o no  por el motivo que sea, siempre puedes plantearte el contratar a alguna de las muchas empresas que existen para el transporte de mochilas, incluso los propios taxis de la zona por la que estés peregrinando realizan ese servicio, que funcionan en todos las rutas principales (Francés, Primitivo, Portugués…)  En cualquier caso, la decisión de cargar o no con la mochila es tuya y solo tuya. Nadie debe juzgarte porque decidas pagar para que te la lleven ni dar la mínima explicación de ello a nadie.

Porque si hay algo que todos sabemos y nunca debemos olvidar es que la perfección no existe, porque criterios, opciones y posibilidades hay tantos como personas y puntos de vista, así que tan sólo, ya sabes “sonríe y siente la vida”

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