Esa gran cosilla llamada actitud
La actitud ante la vida lo es todo, y para quien tenga dos dedos de frente es algo tan conocido que ya ni nos sorprende. Todos sabemos que si cambiamos de actitud, podemos ver la vida de otra manera, que un mismo hecho, sea doloroso o alegre, puede verse de forma muy diferente por personas distintas, porque lo que para una cultura es síntoma de desgracia para otra es una celebración…
Pero una cosa es saberlo con la mente y otra muy distinta es aplicarlo a la vida real. El caso es que la actitud es algo tan intangible, tan difícil de ver, que muchos ni siquiera somos conscientes de cuál es nuestra actitud predominante. Además nos suele pasar que esa actitud va cambiando según el día, el estado emocional, el tiempo y la forma en la que vemos está cambiando nuestra sociedad y quizás no nos gusta como lo está haciendo, pero hay que readaptarse, y ello será menos oneroso si tenemos bien planteada nuestra actitud dentro nuestro…

Por ello, cuando al alba, al despertar, los primero rayos del sol nos anuncian que sigue la vida, cuando todo está en silencio, cuando se abre ante ti el camino en el horizonte, entre la tierra y el cielo, las mismas calles, la misma gente, la misma sonrisa, las mismas cosas… sigue caminando.
