DÉCIMA ETAPA CAMINO PRIMITIVO – Lugo a Ferreira
Lugo – Ferreira 27 KILOMETROS


Hoy la etapa, salvo al principio y tras pasar el Miño, que hay que subir un poco entre urbanizaciones, el resto tiene poca chicha, ni toboganes, subidas, desniveles ni caminos embarrados, ya que hasta San Román da Retorta es casi todo por carretera local, la LU-2901, sin arcén en todo su recorrido y tan solo algunos pequeños tramos donde han habilitado un senderillo por la parte derecha para que los transeúntes y peregrinos puedan caminar. Pero lo dicho, excepto algunos pequeños trocitos por pista forestal, el resto de la etapa es por el asfalto de la carretera donde por suerte no pasan –aunque pasan- muchos vehículos.



Cruzaremos varias aldeas, siendo en la de San Vicente do Burgo, donde a pie de camino (de carretera más bien) hay un espacio privado cubierto, el vending Zapateiro, con máquinas expendedoras, sillas y mesas, lavabo, etc., la verdad que está bastante bien para descansar un ratillo antes de continuar por la carretera, ya que es un buen lugar en el Camino en el que muchos kilómetros antes y después no hay ningún sitio donde comer o tomar algo.



A partir de aquí es donde podremos desviarnos un par de veces a la derecha para tomar esos tramos de pista, pero no son nada del otro mundo y, dado su estado, si llueve casi es mejor continuar por la carretera para evitar el barro y demás.

Y después de esa zona de vending en O Burgo, lo único que hay, antes de llegar a San Román da Retorta, en un desvío a unos 100 metros del Camino, está el Mesón de Crecente, al que nos acercamos y donde realmente nos atendieron bien entre el barullo que tenían con unas treinta personas de Extremadura que hacían el Camino en viaje organizado con bus, avituallamiento, comidas y alojamiento, y con los que estuvimos hablando bastante rato mientras descansábamos un poco.



Después nos quedaban todavía unos ocho kilómetros hasta Ferreira, con la compañía de la eterna carretera que nos había acompañado durante toda la etapa. Al llegar nos alojamos en Casa da Ponte, un tranquilo lugar enclavado entre la naturaleza.


La aldea de Ferreira, dicen que abandonada tiempo atrás, se revitalizó con el paso de los peregrinos que recorren el Camino Primitivo hasta Santiago de Compostela, ya que gracias a ello ahora dispone del alojamiento rural Casa da Ponte, un par de albergues y un bar. En el lugar hay un pequeño puente romano.

Y SEA COMO HAYA SIDO EL DIA, SONRÍE, QUE LA VIDA VUELA…
