Caminando por Trasmoz, ese pequeño pueblo embrujado y excomulgado…

Y caminando, mis pasos me han llevado a los pies del Moncayo, en la provincia de Zaragoza, a un singular pueblo llamado Trasmoz. Un pequeño pueblo lleno de cuestas, con un halo de misterio y secretismo que ha rodeado a la pequeña localidad zaragozana a lo largo de los siglos, una larga historia marcada por las brujas, los secretos, las maldiciones y los aquelarres, tanto que a día de hoy es el único pueblo oficialmente maldito y excomulgado por la iglesia de todo el territorio español, ya que el Vaticano no ha levantado el castigo, pero tampoco los habitantes de Trasmoz la han solicitado, orgullosos como están de su historia.

Según cuentan las leyendas, entre los siglos XIII y XIV la actividad de las brujas se hallaba en su máximo apogeo y, tras los muros de su castillo y lugares cercanos, los aquelarres y todo tipo de rituales paganos eran constantes. Por ello en el año 1252, el pueblo fue excomulgado de forma oficial. Entre las últimas brujas, sobre el año 1850, destacó una mujer, la Tía Casca, maestra en las artes de la brujería, ya que podía volar, hablar toda suerte de desconocidas lenguas, preparar brebajes, envenenar las aguas de ríos, lagunas y arroyos, impedir que los mulos gozaran de buen apetito, lanzando mal de ojo a cualquiera que deseara. Un día, los lugareños de la zona, cansados de sus obras, la cogieron y despeñaron por un barranco (hecho real). Una de las leyendas de Gustavo Adolfo Becquer cuenta que su alma quedó atrapada y vaga en pena por allí. Cuentan que, tras su muerte, su alma comenzó a vagar por Trasmoz, ya que ni el mismísimo diablo quiso llevársela al infierno.

En lo más alto de la localidad se encuentran las ruinas de un castillo construido en el siglo XIII que, según la leyenda, construyo el mismo diablo a petición del mago Mutamín en una sola noche. A su lado, una estatua de Gustavo Adolfo Becquer hace guardia en el lugar.

Yo lo he visitado de día, merece la pena la visita, sus calles sobrecogen de una manera especial, tiene recovecos y lugares significativos por cada lugar, aunque no pude llegar al famoso barranco de la tía Casca donde despeñaron a la pobre mujer, y hasta yo que no tengo miedo a nada puedo decir que por la noche (volveré de noche alguna vez) debe ser la rehostia caminar por sus calles. Por ello, la Asociación Cultural «El Embrujo» de Trasmoz ha recuperado parte del ancestral ritual de estas noches mágicas y misteriosas y cada 31 de octubre celebra «La luz de las ánimas» , invitando a lugareños y foráneos a « vivir una noche tradicional y terrorífica ».

   Igualmente, en el primer sábado del mes de julio, se celebra una feria de brujería, de magia y de plantas medicinales, en la que se escenifica y recrea el aquelarre de brujas y la maldición de Trasmoz, junto con otros actos como pasacalles de brujas, mercado esotérico, campamento medieval, actuación de juglares, exhibiciones de cetrería, representación de la captura de brujas y herejes, juicio y tortura, generando importantes corrientes turísticas por su singularidad. Y se sigue eligiendo a una mujer del pueblo, otorgándole el título de «Bruja del año», que orgullosas colocan en las puertas de sus casas.

Un halo de misterio y secretismo ha rodeado y sigue rodeando a la pequeña localidad zaragozana de Trasmoz a lo largo de los siglos. Anímate y camina por sus calles, aunque no lo olvides, recuerda salir del pueblo antes de la medianoche….

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